jueves, 14 de junio de 2007

¡Despierta!

No utilizaré disfraces literarios para la siguiente historia. Saldrá desnuda tal cual ocurrió. Debo empezar por decir que me sorprendió, porque soy una persona bastante escéptica, y no suelo intepretar señales en este tipo de cosas. Sin embargo, aún creyendo en la ciencia, uno se ve forzado a aceptar que hay un margen de incertidumbre en todo conocimiento humano. Hay cosas que escapan a nuestra comprensión y quizás a aquello que podemos poner en palabras. Como sea, iba yo sentado en el subte (metro), pensando en todas esas cosas que uno piensa cuando se encuentra solo. Puede que sea la soledad de tantas personas confinadas, pero me sentía mal. Qué se yo. Las cosas no han andado tan bien como yo quisiera en mi vida. He tomado decisiones erróneas, dicho palabras hirientes a personas muy queridas, y he llegado al punto en el que dudo de cada uno de mis pasos porque no quiero que conduzcan a nuevos conflictos. En ese momento iba pensando en que me parecía difícil entender cómo había llegado hasta ahí. Estaba molesto, conflictuado y muy distraído. Tanto que no advertí en qué parte del trayecto me encontraba. No iba atento, es lo que quiero decir. Iba con la mirada perdida y la mente en otro mundo. Pero de pronto, fue como si la realidad me despertara de mi letargo. Una chica que iba en frente de mí se levantó para dirigirse hacia la puerta. Al hacerlo, su bufanda calló al piso y no se dio cuenta. Sin que el acto pasara por mi conciencia, me agaché para levantar la bufanda. Sin quererlo ella tocó mi frente con su mano. Luego le di la bufanda y en realidad no importa el resto de la historia. Ella la tomó y me dio las gracias. No recuerdo ni su cara. Sin embargo, al volver a sentarme, sentí una rara sensación en la frente. Sentí como si una mano detrás de su mano me hubiera tocado. Como si todas las manos del mundo se hubieran posado sobre mí en un momento y me hubieran querido comunicar algo. Marisol dice que es el simple contacto humano. Que tal vez no he sido tocado realmente por nadie en mucho tiempo. No lo sé. Es probable que haya sido una simple coincidencia. Sin embargo, la realidad hizo presencia en un momento en el que la necesitaba. Luego uno se pierde en un túnel negro que no tiene más que una salida. Si esa mano no me hubiera tocado es muy probable que hubiera perdido mi estación. Qué se yo. Me sorprendió en verdad. Al salir del subte era una persona diferente. Desde ese momento las cosas han mejorado en gran medida. Hasta mi cuenta de correo se ha visto, extrañamente, concurrida. Sorpresas y comentarios hilarantes. ¿Qué será? Tal vez el mundo se empeña en demostrarme que no todo está tan mal. Tal vez necesitaba de esa mano para despertar de ese sueño que no me permitía vivir.

1 comentario:

Soledad dijo...

Somos un lugar común en nosotros mismos. Gracias por la mención de manera escéptica, y para seguir dentro de las crueles leyes de la naturaleza "SI TODO VA BIEN, DESCUIDE ES SÓLO MOMENTÁNEO"... Esos si son los reyes de humor negro!

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