lunes, 19 de mayo de 2008

Primera teoría sobre la premonición


A ver si nos entendemos. He descubierto el tiempo en el que será narrado mi próximo intento literario. ¿Cómo se llaman? ¿Cuentos largos o novelas cortas? Como sea. Espero que no se entienda mucho cuando finalmente la termine. Me he pasado los últimos años tratando de decir algo cuando en verdad, algo se ha dicho sin que yo lo quisiera. Esta vez voy a dejar hablar a ese algo sin que yo le ponga constantemente el pie, es decir, la tinta.

No sé si a todos les pase. A mí me asombran algunas cosas que para otros pasan desapercibidas. El otro día me levanto y me digo a mí mismo: "¡Qué raro! Debería haber sonado mi despertador, deben ser las 10:00 am". Acto seguido, miro mi despertador. 9:59:59 ... 10:00. Para el observador escéptico cabe la siguiente explicación: "todos llevamos un reloj interno" o "el sujeto se levanta siempre a esa hora". Pero el caso es que no me levanto siempre a esa hora y realmente me sorprendió. Era como estar recordando algo. Tuve la sensación de haber vivido un segundo antes de lo que debía. Pasa seguido. A veces cuando algún sorteo sale en la televisión pienso en un número y justo sale ese. Me digo a mí mismo "debería haber participado". Pero no se trata de eso. No ocurre hasta el momento en que va a ocurrir. No soy un vidente. ¿Se entiende?
Entonces me pregunté. ¿Qué si en lugar de un segundo fueran dos, o un minuto, o varias horas? ¿Qué hay en ese segundo? En el esquema lo llamé tiempo muerto, pero creo que es ahí donde vive la incertidumbre, el espacio imposible para la ciencia, para la explicación humana. Ahí viven las coincidencias, los errores, la magia, los sueños.
Pero expliquemos el esquema. De un lado puse la realidad. No es una realidad física, es una realidad temporal. El tiempo en el que ocurren las cosas sin que nosotros las percibamos. El "tiempo real" digamos. Luego están los sentidos, es decir, el momento en que sentimos las cosas. Es un tiempo filtrado por los sentidos. Un tiempo extraño y subjetivo. Habitualmente vivimos el presente. Es decir, que pensamos que lo que tocamos está siendo tocado en presente. Incluso pensamos que lo que estamos pensando está siendo pensado en presente. No habría motivo para separar los dos tiempos. Pero ahí entra la premonición. Al menos a mí me abre el tiempo en dos partes. Me cuestiona. ¿Será que lo que vivimos ya ha sido vivido? ¿Qué lo único que hacemos es recordar? ¿Será que vivimos segundos - tiempo - atrás? O que, como pasa con las estrellas, ¿somos testigos de algo que ya ardió, de algo que ya es pasado? Eso abre espacio también para nuevas ideas sobre el destino. Pero volviendo al esquema. La premonición sería, entonces, una conexión directa entre los dos tiempos. ¿Será directa? Tal vez un error en el presente. Tal vez es sólo la señal de que el presente tiene poco de presente. Tal vez nuestra historia estelar se nos impone. No somos más que polvo de estrellas. Tal vez también nosotros estamos condenados a vivir su tiempo.
Es sólo una idea.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me pasa exactamente lo mismo...qué interesante leer en otra persona lo que a mí me ocurre...gracias.

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