el tiempo entre aquellas olas,
los cantos de caracolas,
mis manos en tu cadera.
No existe prisa ni espera
cuando la luna es testigo
del beso donde me abrigo
así sea por un segundo
en los límites del mundo
que he imaginado contigo.
- Dany Marlowe -
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Vuelvo cada vez a ese suspiro, anhelo bañado del opaco brillo de tus ojos en retiro.
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