sábado, 18 de diciembre de 2010

Este espacio

La teoría lo ubica como la distancia entre el ideal y el objeto. Para unos, el espacio de la ilusión, para otros, el espacio del deseo. Para mí, el único espacio en el que el amor puede sobrevivir.

Y si el amor —esa sustancia inaprensible— vive en un espacio de indeterminación, surge la pregunta obligada: ¿Cómo rescatarlo de las fauces voraces de la sociedad? ¿Cómo preservarlo de la locura idealizante del deber ser?

Sobretodo si uno no quiere caer en la siempre abierta y terrible tentación de lo prohibido.

Por lo pronto no tengo otra respuesta que este espacio. Este lugar que no toca nadie... este espacio sin ley.

Algo me hace pensar que este espacio es el perfecto indicador del estado de mi corazón. Su silencio es el testimonio del amor; su ruido estridente, la resistencia más encarnizada contra el intento de encapsularlo, restringirlo a un solo espacio, un solo momento, una sola manera de expresarlo.

Este espacio es inmortal, y es tuyo.

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