La teoría lo ubica como la distancia entre el ideal y el objeto . Para unos, el espacio de la ilusión, para otros, el espacio del deseo. Para mí, el único espacio en el que el amor puede sobrevivir. Y si el amor —esa sustancia inaprensible— vive en un espacio de indeterminación, surge la pregunta obligada: ¿Cómo rescatarlo de las fauces voraces de la sociedad? ¿Cómo preservarlo de la locura idealizante del deber ser ? Sobretodo si uno no quiere caer en la siempre abierta y terrible tentación de lo prohibido. Por lo pronto no tengo otra respuesta que este espacio . Este lugar que no toca nadie... este espacio sin ley . Algo me hace pensar que este espacio es el perfecto indicador del estado de mi corazón. Su silencio es el testimonio del amor; su ruido estridente, la resistencia más encarnizada contra el intento de encapsularlo, restringirlo a un solo espacio, un solo momento, una sola manera de expresarlo. Este espacio es inmortal, y es tuyo.